jueves, 22 de abril de 2010

Película

De repente el muchacho se detiene. Las púpilas se le contraen. Una presión desconocida le aprisiona todo el cuerpo. Siente el tiempo, los olores, la temperatura, las voces, las risas, los movimientos, las imágenes, los colores. Se separa de sí mismo.

En el futuro (su presente, o lo mismo que escribir -cuando regrese-, porque en ese instante no está, está separado) sigue creyendo. En el pasado (donde llega mientras siente) tiene la plena convicción de que lo cree se va a cumplir tal epifanía.

Pero como lo que cree en su futuro, su presente, es lo mismo que lo que creía en el pasado, entonces algo debe faltar por ocurrir (sí, porque el presente se convierte en pasado y él sigue creyendo, entonces es así). El muchacho regresa. Y lo anterior se repite ene veces, de diferentes maneras, y da para varias escenas.

El final es fácil. El muchacho se sienta de pronto en su cama y se queda así. Las púpilas se le dilatan. Siente que su cuerpo flota, pero no flota. Sonríe. Debajo de él se lee "El giro esperado".

La personas salen de la sala pensando, luego de tanto ir y venir entre lineas del tiempo -sin éxito alguno-, que esta vez sí, que ojalá.

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